Día 48
Cuando la gente habla de Holanda, en realidad se refiere a los Países Bajos. Holanda no es más que el territorio que ocupan dos de las doce provincias del país. Sus habitantes no son, por lo tanto, holandeses, sino neerlandeses, por el nombre original del país: Nederland, o sea, tierras bajas. Tierras bajas con gente alta, muy alta, la más de Europa, y creo que del mundo.
Un país de grandes deportistas, sobre todo en el ámbito del fútbol y otros deportes como la equitación. Siempre me ha extrañado que, con la estatura de sus gentes, no sean una potencia de primer orden en deportes como el baloncesto o el voleibol, aunque en este último son algo mejores.
A nadie se le ocurriría negar que Cruyff es el mejor jugador de la historia de los Países Bajos, y uno de los mejores del mundo. Para mí, Cruyff era el Nureyev del fútbol, por su manera de desenvolverse sobre el terreno de juego. No llegué a verlo jugar; yo era demasiado pequeño cuando todavía estaba en activo. Pero siempre que veo imágenes de su juego me parece de una elegancia al alcance de muy pocos. Era a la vez broncas, al menos yo tengo esa imagen de él, y elegante. A pocos jugadores les ha sentado tan bien la camiseta de su selección; parecía que se las hicieran a medida.
Robben es tal vez el más reciente de los grandes jugadores neerlandeses, aunque tiene sus detractores. El día que en España jugó la final del Mundial de Sudáfrica contra su selección, Robben era el jugador rival que más miedo me daba. Aquella famosa escapada en la que se plantó delante de Casillas provocó un micro infarto en muchos españoles, igual que supongo que le hizo ganar muchos detractores en su país. Lo que más me ha llamado la atención siempre de Robben es su manera de moverse: corre como un personaje de videojuegos.
Entre estos dos jugadores ha habido otros muchos. Recuerdo que en la famosa naranja mecánica acompañaban a Cruyff Neeskens y Krol. Los tres juntos, con la inestimable ayuda de sus compañeros, impusieron un modelo tiránico de juego que cambio el fútbol para siempre. Los años 70, entre la Brasil de Pelé, y después la Holanda de esos tres jugadores, supusieron el comienzo del fútbol moderno.
No se puede hablar del fútbol del país de los tulipanes sin mencionar a Dennis Bergkamp, considerado por muchos el jugador neerlandés más técnico que ha habido nunca, con permiso de Johan, claro está. Fue, en mi opinión, uno de los principales responsables de que el fútbol inglés empezará a atraer a más gente en el continente. El Arsenal era Bergkamp, autor del tal vez gol más bello marcado en la historia de la Premier League. Su miedo a volar, que lo hacía conducir grandes distancias, me recuerda al tenista sueco Björn Borg en muchos aspectos, por sus fobias, su técnica y su elegancia; Bergkamp era el Borg del fútbol.
Tan grande como cualquier otra superestrella de los ochenta y principios de los noventa fue Ruud Gullit. Qué delicia era ver jugar a su Milán, azote del resto de equipos de Europa. Yo siempre guardo la imagen de Gullit cuando entraba a rematar de cabeza. Llegaba como un bisonte y en el momento de contactar con el balón todas sus rastas volaban alegremente. Era una oda a la potencia, no exenta de calidad.
En el Gran Milán campeón de Europa coincidieron con Gullit otros dos grandísimos jugadores neerlandeses, Frank Rijkaard y Marco Van Basten. El primero, también producto de la cantera del Ajax, como tantos otros, fue tal vez uno de los jugadores más versátiles que ha dado el fútbol neerlandés. Grandísimo defensor, dotado a la vez de una técnica exquisita que le permitía desenvolverse en zonas de ataque. Junto con sus compatriotas del Milán, llevo a la selección de su país a lo más alto en la Eurocopa del 88 en Alemania.
No ha habido probablemente otro tan grande después de Cruyff como van Basten. Van Basten era la elegancia personificada en un delantero. Un auténtico asesino de guante blanco. Me costaría mucho trabajo enumerar dos o tres delanteros más grandes que él en la historia del fútbol, al menos del fútbol europeo. Su volea en la final de la Eurocopa del 88 es uno los goles más celebrados de la historia del fútbol. Lástima que las lesiones lo obligaran a colgar las botas tan pronto.
A muchos les vendrán otros nombres a la cabeza, como los de Seedorf, van Nistelrooy o Kluivert. Este último, en mi opinión, era mucho mejor de lo que demostró en el Barça; siempre pensé que tenía demasiado cara de buena persona como para intimidar a los defensas en una liga como la española. A veces me habría pegado más verlo en una película haciendo de soldado bueno. Pero para bueno, como hemos visto, el fútbol neerlandés y las joyas que nos regalan cada pocos años ¿Cuál será la siguiente?
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