Día 29
Celebramos hoy el Domingo de Resurrección, y mucha gente se estará preguntando que dónde está Dios. Porque por aquí no se lo ve. Lo único que se ve es miedo y muerte, y más miedo y más muerte. Los optimistas dirán que por lo menos estamos dando síntomas de Resurrección. Estamos a punto de doblar la famosa curva de contagio. Es evidente que todo depende del prisma con el que se mire.
Un sacerdote inglés explicaba esta mañana en la radio una curiosa coincidencia. Y es que estamos celebrando la Semana Santa en plena cuarentena. Como es bien sabido, la imagen más representativa de la Semana Santa es la de Jesucristo crucificado. Pues bien, la crucifixión normalmente implicaba la muerte por asfixia, casualmente la principal responsable de la muerte de muchos enfermos de coronavirus, sobre todo en las primeras semanas de la pandemia, debido a la falta de respiradores.
A mí me ha parecido una comparación interesante la que ha hecho este sacerdote. Desde luego, a los creyentes les puede servir para ver la Pasión de Cristo reflejada en lo que está sucediendo ahora. O, mejor aún, ver el sufrimiento que estamos padeciendo en estos momentos como una reencarnación del sufrimiento padecido por Jesucristo. Aun sin ser especialmente creyente, el símil me ha hecho pensar.
Resulta interesante, en cualquier caso, pensar en todas las similitudes que puede haber entre la Pasión de Jesucristo y el sufrimiento por el que estamos pasando todos ahora mismo, más de 2000 años después. Jesucristo le preguntaba a su padre que por qué lo había abandonado. De igual forma, cuánta gente no se habrá hecho la misma pregunta en estas últimas semanas.
Entre todos nosotros, seguro que también hay muchos que hemos pedido que pase de nosotros este cáliz. No sé cuántos habremos tenido la humildad de continuar esta súplica con aquello de que no se haga nuestra voluntad sino la del Padre Todopoderoso. Me temo que no ha sido mi caso. En una época en la que, como proclamó Zubiri, el hombre se ha convertido en su propio Dios, a muchos de nosotros no nos queda hacia quién girarnos en busca de misericordia.
Nadie sabe realmente cómo fueron los últimos momentos de Jesucristo antes de resucitar. ¿Volvería a mirar a sus lados, a sus infortunados compañeros de fatigas, los dos ladrones? ¿se plantearía la posibilidad de resucitarlos con él? ni siquiera recuerdo si seguían crucificados a su lado el Domingo de Resurrección, o si ya los habían bajado de la cruz. No sé si después de toda una infancia y juventud en un colegio de curas y de muchos años yendo a misa debería saber estos detalles, por el caso es que los desconozco.
Tuvo más suerte Jesucristo, en cierta manera, que muchos de los que han caído víctimas del coronavirus. Él estuvo en todo momento acompañado de sus seres más queridos, quienes le limpiaban las heridas y lloraban a sus pies. Las víctimas del coronavirus, por el contrario, han muerto en la más absoluta soledad, al no poder sus familiares y amigos acompañarlos en sus últimos momentos por las medidas de confinamiento. Esa ha sido la Cruz de los que nos han dejado.
En la comparativa entre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo y la situación causada por la pandemia que nos asola, la realidad es que Jesucristo nos lleva ventaja. Hoy domingo, él ha resucitado. Nosotros, de momento, solo podemos soñar con ello. Ni siquiera estamos seguros de que vayamos a ser capaces de hacerlo completamente. aunque ahí, supongo que estamos como estaba él. No creo que tuviera la certeza de que iba a resucitar, solo la esperanza, la misma esperanza que tenemos nosotros ahora mismo.
Nuestra historia nos ha demostrado que somos capaces de resucitar cada vez que se nos da por muertos. después de cada guerra, después de cada pandemia, después de cada desgracia que ha asolado a la humanidad. En esto también somos como Jesucristo, quien resucita cada año, al menos entre los cristianos. La resurrección es, desde luego, algo mucho más presente en nuestras vidas de lo que podríamos imaginar en un principio.
A día de hoy solo cabe esperar que, en la próxima conmemoración de la resurrección de Jesucristo, es decir, dentro de un año, podamos celebrar no sólo su resurrección sino también la nuestra. 2021 años de distancia no son nada.
Comments
Post a Comment